No se trataba de montar diques, parapetos en un puerto que se remonta a la Edad Media porque durante todo el año no habría tenido sentido. Necesitábamos un dispositivo que fuera temporal, que una vez que se lanzara la alerta, pudiéramos instalarlo en un tiempo razonable. Creo que, lamentablemente, hoy en el mundo hay muchos territorios que tienen estos riesgos de inmersión. La ciudad tiene que ser capaz de resistir la marea alta y creo que el equipo está perfectamente adaptado.